“Nosotros también nos queremos”

“Nosotros también nos queremos”

Al mismo tiempo que las muestras de afecto y cariño entre dos mujeres están bien
vistas, sin que ello nos lleve a pensar que podrían ser pareja, cuando vemos las
mismas muestras de afecto entre dos hombres, nos “saltan todas las alarmas” y
damos por hecho que se trata de dos chicos homosexuales que, muy
probablemente, son pareja. No es frecuente que los hombres heterosexuales se den
muestras de cariño más allá de una palmadita en la espalda mientras se abrazan (si
es que lo hacen).

La construcción de la masculinidad imperante en nuestra sociedad, esa
masculinidad tradicional y hegemónica, se sustenta en una serie de principios y
valores. Uno de dichos valores es la persecución del poder y la dominación,
utilizando la violencia como herramienta legítima para obtenerlo y mantenerlo. Esto
conduce a los hombres a perpetrar actos de violencia no sólo contra las mujeres,
sino también entre ellos, especialmente contra aquellos hombres que, de alguna
forma, “se salen” de la norma.

Y la norma principal en torno a la cual se construye esta masculinidad tóxica es: “no
seas una mujer”. La masculinidad se construye por oposición a la feminidad, y la
consecuencia es que a los hombres no se les permite llevar a cabo aquellos roles
tradicionalmente considerados femeninos: los cuidados, la vulnerabilidad, la ternura
y el cariño. De hecho, a los hombres que ejecutan estos roles y que se alejan, por
tanto, de la masculinidad tradicional, se les “castiga”. Se castiga su feminidad, lo
cual es misoginia en estado puro.

Desde aquí, señalamos lo dañino de esta masculinidad tradicional y hermética que
encorseta a los hombres, y gritamos alto y claro: “Nosotros también nos queremos, y
vamos a demostrarlo.”

No Comments

Post A Comment